EL REALISMO

En cuanto a
los procedimientos literarios del realismo, son característicos el uso de la
descripción detallada y minuciosa, con enumeraciones y sustantivos concretos;
el del párrafo largo y complejo provisto de abundant
e subordinación, la reproducción casi magnetofónica del habla popular, sin idealizarla, y un estilo poco caracterizado, un lenguaje «invisible» que caracterice personajes, hechos y situaciones objetivamente sin llamar la atención sobre el escritor.
e subordinación, la reproducción casi magnetofónica del habla popular, sin idealizarla, y un estilo poco caracterizado, un lenguaje «invisible» que caracterice personajes, hechos y situaciones objetivamente sin llamar la atención sobre el escritor.
CARACTERÍSTICAS
Los rasgos fundamentales del
realismo son los siguientes:
·
Procura
mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad.
·
Debido a
su afán versista o de verosimilitud, el realismo literario se opone asimismo
directamente a la literatura fantástica.
·
Hace un
uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de los temas,
personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el
tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y sociales.
·
El
lenguaje utilizado en las obras abarca diversos registros y niveles de
lenguaje, ya que expresa el habla común y se adapta a los usos de los distintos
personajes, que son complejos, evolucionan e interactúan influyendo en otros.
·
Las obras
muestran una relación mediata entre las personas y su entorno económico y
social, del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como
testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc.
·
El autor
analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su sociedad.
·
Transmite
ideas de la forma más verídica y objetiva posible.
DESGLOSE
DEL REALISMO LITERARIO
Al final de su evolución, agotados sus
presupuestos iniciales y sin variedad alguna ya sus obras artísticas, el
realismo literario se descompone en diversas corrientes que renuevan o
modifican sus principios, bien seleccionando y desarrollando una de sus ramas,
bien exagerándolos, bien rehuyéndolos y adoptando los principios opuestos, o
bien contaminándolos y mezclándolos con los principios opuestos. El novelista,
al exagerar y sistematizar al máximo los principios del realismo acaba
desembocando en el naturalismo,
cuyos presupuestos expone el escritor francés Émile Zola,
que prácticamente reduce la novela a un documento social, a una instantánea de
su época. Un último avatar del realismo lo constituye el espiritualismo que, rehuyendo los principios del
realismo, se interesa por todo aquello que éste había detestado: la religión,
el espíritu, el alma de las personas, lo tradicional, lo campesino... A esta
corriente llegan al final de su periplo realista escritores como Tolstoi y Galdós.
Otra corriente de la segunda mitad del siglo XIX es la del posromanticismo,
que mezcla, en distintas dosis, realismo y romanticismo. La novela Madame Bovary, de Flaubert,
puede considerarse típica de esta corriente.
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